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lunes, 27 de mayo de 2013

SOBRE PIRATAS, CORSARIOS Y BUCANEROS EN LA HISTORIA DE PANAMÁ


Por: Dr. Augusto Fábrega.
Maestro de Enseñanza Primaria y Médico.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Panamá.

Apreciados contertulios en la red: saludos. A los que piensan que la piratería es asunto de épocas muy distantes, les recuerdo  que los herederos y émulos de los piratas, corsarios y bucaneros operaron hasta hace alrededor de media centuria en los mares próximos a la China y en el presente operan en el Océano Índico, en los mares cercanos al cuerno de África, particularmente  en la costa de Somalia. Generalmente los actos de piratería en la actualidad se dan en el estrecho de Malaca ubicado entre Indonesia y Malasia, en las costas de Bangladesh, en el Mar Rojo, en el golfo de Guinea  y  en otras latitudes.


Para ilustrar el pasado de las citadas actividades en nuestro medio, les hago llegar un segmento del  libro  de la autoría del suscrito “Por los Senderos de la Patria y más allá” que espero y deseo les resulte interesante.
Vuestros comentarios serán bienvenidos.

SOBRE PIRATAS, CORSARIOS Y BUCANEROS EN LA HISTORIA DE PANAMÁ

Desde las épocas de la colonia  la ruta comercial  a través del istmo de Panamá fue muy importante para Europa. A Panamá arribaban los galeones repletos de oro, plata  y piedras preciosas procedentes de lo que fuera el imperio incaico. Una vez al año  salían las naves españolas desde Portobelo para España, estas mismas naves retornaban de Europa  cargadas de provisiones. 

En Portobelo se efectuaba una feria anual, donde se intercambiaban productos procedentes de Europa y del Nuevo Continente, la riqueza existente en el área hizo a Portobelo blanco de los ataques de corsarios y piratas.

Portobelo fue tomada por Henry John Morgan en 1668. Se dice que para la acción fue pertrechado por el gobernador de Jamaica, pues éste reconocía al pirata como capitán de la armada inglesa. Sobre la toma de Portobelo una crónica relata:

“Llegan al puerto de Naos, a diez leguas de Portobelo. Es de noche y a la población apenas se le da tiempo de organizarse. Morgan primero ataca el convento, saca a monjas y sacerdotes, mientras el gobernador de Portobelo se atrinchera  con sus soldados, sin dejarse intimidar por la fuerza y el ataque sorpresivo de los piratas. Morgan lanza a los religiosos por delante para que el gobernador no dispare y se rinda, pero no, las monjas y sacerdotes van cayendo de a uno en uno sin que éste ordene el alto al fuego, y a pesar de verse perdido, pues se le habían acabado las municiones, siguió peleando con su espada, y lo hizo con tanta furia que logró llevarse a varios asaltantes al otro mundo; pero Morgan logra desarmarlo y no tiene compasión de él y lo destaza frente a su esposa e hijos.”    

En 1739 el 22 de noviembre  el Almirante Edward Vernon, se posesionó y saqueo a Portobelo.  Como un acto de recordación de  esta acción Inglaterra acuño unas medallas conmemorativas.

Francis Drake navegante y corsario, apodado “El Dragón” por su extraordinario valor, quien fuera el primer inglés en darle la vuelta al mundo, atacó también a Portobelo, sitio donde murió “presa de las fiebres” y  la disentería el 7 de febrero  de 1596, por su parte Jorge Conte Porras en su Calendario de la Nacionalidad,  indica que Drake falleció a las cuatro de la mañana del 28 de enero de 1596. Los restos  del corsario   fueron sumergidos por sus hombres  en las aguas de las costas de la ciudad fortificada en un sarcófago de plomo. En los últimos años se han realizado varios intentos infructuosos por localizar el féretro con los restos  de Drake.

Otros piratas que hicieron a Panamá blanco de sus fechorías fueron:

Bartolomé Sharps
Basilio Ring Rose
Guillermo Dmpier
John Oxenham
Revenau de Lussan
William Parker

Las fechorías, más que hazañas de  los malhechores del mar, han motivado a escritores  y poetas. El tema inspiró las novelas de Emilio Salgari, relacionadas con Henry John Morgan y  los versos del poeta español, José de Espronceda, de la Canción del Pirata,  que dice:

Es mi barco mi tesoro
es mi dios la libertad
mi ley la fuerza del viento
mi única patria la mar

Posiblemente el más salvaje de los piratas fue Francois Nau, conocido como “El Olonés”, sobre quien la versión de Antonio Villegas, relata que el personaje disfrutaba decapitando a sus cautivos, bebiéndose la sangre que de las arterias seccionadas de estos  corría y abriendo en canal a sus cadáveres para luego comerse sus vísceras. Las fechorías de este carnicero culminaron cuando, huyendo de la persecución de una nave española, arribó a una isla poblada de caníbales que terminaron comiéndose a este azote de los mares. Sobre este mismo asesino denominado por la educadora panameña: Noris Correa de Sanjur, en su obra Historia de Panamá, Francisco L´olonnois cuenta que “fue el pirata de más atroces instintos, asesinaba a sus amigos como un medio de amedrentar a sus enemigos, los indios de Darién lo hicieron prisionero, lo descuartizaron y lo quemaron en una hoguera.”

Las Ferias de Portobelo se realizaron desde 1606 hasta 1738. Esta extraordinaria actividad comercial  duraba de 2 a 4 meses cada año y las transacciones comerciales, que se producían en el marco de estas ferias, generaban hasta veinte millones de pesos, cifra extraordinaria para la época. El clérigo dominicano inglés del siglo XVII, en su obra Los Viajes de Tomas Gage en la Nueva España, hace una relación de la vida en la región en la época y da detalles sobre las ferias, indicando que Portobelo era unas de las ciudades más ricas de toda la América.
 
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