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lunes, 6 de enero de 2014

LA CULTURA COMO FACTOR DE SOSTENIBILIDAD, DE CARA A LOS DESAFÍOS DEL DESARROLLO

Por: Idania Torrero Perigault - Panamá. 

En el pasado existía una tendencia a vincular lo concerniente a la cultura de un pueblo con pobreza, en virtud de la atribución de tal conocimiento a los pueblos con menos recursos. En nuestra exposición, analizaremos el concepto de cultura actual, así como su importancia dentro de los procesos de desarrollo. De igual manera, revisaremos algunos ejemplos de nuestra  sociedad que nos permiten entender cómo a través de nuestra propia cultura se puede realizar un intercambio con otras distintas a la nuestra, que enriquece y crea puentes para el desarrollo conjunto uniendo así a las naciones. Además, examinaremos cuáles son los principales desafíos que deben afrontar las naciones para encarar el acelerado crecimiento que demanda el entorno actual.  Debido a esto, y frente al temor de la pérdida de la cultura, conoceremos cómo ésta (la cultura) constituye uno de las factores propulsores del desarrollo de los pueblos. Además, apreciaremos  el rol de las instituciones internacionales como la UNESCO que ha desarrollado acciones en pro de la salvaguarda de la cultura. Una vez estudiados estos aspectos comprendemos que la cultura influye de manera directa en diversas áreas que lideran el desarrollo mundial, por lo cual propugnamos por el establecimiento de un orden global, que promueva la integración de la diversidad cultural como eje fortalecedor para encarar los desafíos del desarrollo; todo ello, con el fin de procurarnos un entorno para disfrutar de nuestra diversidad cultural y,  finalmente, hacemos un llamado a la conservación de nuestro ambiente ante la posibilidad de la extinción de nuestros recursos.

I. Generalidades básicas del concepto de cultura.
“La mente que se abre a una nueva idea, jamás vuelve a su tamaño original”,  Albert Einstein.
Desde los inicios de la constitución de nuestras sociedades más antiguas el concepto de cultura ha ido generando mayor amplitud en su contenido y evolucionando en su concepto.  Un concepto contemporáneo vertido por la UNESCO, en el año de 1982, en la "Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales", celebrada en México declara que: “...la cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo.”[1]

El concepto enunciado varía en tiempo y contenido con previas concepciones; sin embargo, aspectos presentes en su definición permiten generalizar características como el ser adquirida, ser compartida, ser transgeneracional, la adaptabilidad y su influencia en el entorno, que identifican el concepto cultura.

A. Identidad Cultural: Quiénes somos?

Retomando las características que se refieren a la cultura, conceptos que son mutables, así como del enunciado de la definición de la UNESCO que nos llama a la reflexión y a una constante búsqueda de significación, se concluye que la cultura es cambiante.  Pero aún en su esencia transformable y evolutiva no se puede negar que la cultura es determinante cuando se define la identidad de un pueblo, de los individuos que integran un colectivo o sociedad.  Así, la identidad cultural definida como: “those aspects of our identities which arise from our “belonging” to distinctive ethnic, racial, linguistic, religious, and, above all, national cultures”[2],  plantea aquello que es socialmente compartido entre individuos de un determinado grupo y que, por consecuencia, también varía y evoluciona con el tiempo. Cada individuo posee su propia identidad individual, que lo diferencia de otro individuo pero en su condición de ser humano de naturaleza sociable, se identifica con determinados aspectos de una comunidad. Aquella diversidad de aspectos que varían de un grupo a otro, pero que son compartidos por un determinado grupo social, constituye  la identidad cultural que a su vez define quiénes somos.

B. La Cultura une naciones

Según datos de Naciones Unidas el conflicto que en los últimos años sumió a Siria en la guerra civil ha cobrado 70.000 vidas. Las acciones del gobierno de al Asad han levantado las voces de organizaciones humanitarias que afirman la comisión de crímenes de guerra. Iraq tuvo enfrentamientos internos por más de una década que dividió al país en diversas sectas. Sin embargo, el 26 de marzo de 2013, ambos países jugaron un partido de fútbol soccer en el cual, según el reporte noticioso de CNN, lejos de haber conflictos, los nacionales de ambos países se unieron por uno solo de los componentes de su cultura: el fútbol soccer, así el titular del medio internacional era “Un juego amistoso de fútbol une a dos naciones afectadas por la guerra.” [3]

En Cuba, en el mes de Julio de 2013 países del Caribe y Latinoamérica participaron en la edición 33 del Festival del Caribe, que reunió tanto a académicos como a artistas en “otro enlace cultural entre las diferentes naciones del área... y que es el pretexto para unirnos como región”[4] .

En Asia, la influencia de Corea del Sur con la exportación de productos como dramas televisivos, la conocida cultura del K-Pop que según datos del gobierno de Corea del Sur, movió 30 millones de dólares en el 2009, cifra que se duplicó en el 2010, debido a la expansión de sus seguidores en China y Japón, y parte de Latinoamérica, son muestras de la influencia cultural con injerencia en el ámbito comercial.  Por su parte la República China, Taiwán a través de su programa de becas estudiantiles así como el "Programa de Jóvenes Embajadores", busca profundizar los intercambios culturales aumentando los conocimientos respecto a Taiwán. El vicepresidente Wu Den –yih ha manifestado en declaraciones que este programa “ha incluido a no sólo los países diplomáticamente aliados con Taiwán sino también a los países que no mantienen relaciones diplomáticas con nuestro país, habiéndose expandido asimismo desde el Pacífico Sur hasta los cinco continentes"[5], materializándose un intercambio cultural que permite abrir puertas a nuevas estrategias.  Todos estos son ejemplos del papel unificador de la cultura, que se convierte en una fortaleza que permite afrontar los desafíos de un mundo en constante desarrollo. 

Sin embargo, desde otra perspectiva la integración de diversas culturas supone un temor de la pérdida de identidad. Este temor se ampara en una perspectiva esencialista, que sostiene que la transmisión cultural a través de generaciones es la creadora de la identidad cultural y ésta a su vez se arraiga con el tiempo. El politólogo David Laitin, defensor de esta corriente, afirma que la movilidad social e ideológica es posible, pero la cultural no. Otra perspectiva, la constructivista, señala que la identidad no es algo que se hereda, sino algo que se construye, atribuyéndole un carácter dinámico, maleable y manipulable.  En cualquiera de los supuestos, la identidad cultural presenta variaciones entre una sociedad y otra. No obstante lo anterior, las corrientes actuales promueven la integración que, a su vez, genera una diversificación, y este esfuerzo integrador debe estar focalizado a la aceptación de una variedad cultural que no es otro que alcanzar la unidad en la diversidad, con el único propósito de colaborar a una mejor convivencia entre los pueblos.

II. ¿Cuáles son los desafíos del desarrollo?

El continuado crecimiento mundial en diferentes especialidades y materias interrelacionadas entre sí, así como el potenciamiento de los recursos y riquezas de cada país, supone un mundo sin mayores desafíos. Así por ejemplo, los principales indicadores de desarrollo económico y humano, sitúan a “los países de renta media (PRM) como el grupo de países de más rápido crecimiento, y con una cuota de más del 30% del valor agregado manufacturado global”[6]. Todo este crecimiento ha dado paso a la aplicación de  nuevas dimensiones en los procesos para lograr un progreso más óptimo dando como resultado nuevos modelos de competitividad. 

Actualmente, el proceso para lograr un desarrollo integra diversos actores y una intensa presencia del gobierno, con sus regulaciones, para garantizar e impulsar dicho progreso. Sobre la base de esta argumentación, afirmamos que los desafíos del desarrollo son diversos:  desde la aplicación exitosa de nuevos modelos de desarrollo, hasta el desafío apremiante de lograr un avanzado desarrollo sobreponiendo los problemas derivados de la superpoblación, y la evidente afectación al medio ambiente. Consideramos como un tercer desafío, el minimizar la brecha que tal desarrollo supone entre los países de diverso nivel de desarrollo, pues en el caso de los países de ingreso medio por ejemplo, estas diferencias son abismales si comparamos que mientras representan el más alto crecimiento en manufacturación estos mismos países albergan a más del 70% de las personas más pobres del mundo - un gran contraste con los logros macroeconómicos de los últimos años”[7] tal resultado sugiere que “los cambios tecnológicos, en los flujos de comercio y de inversiones, ... aumentan la brecha tecnológica y de conocimiento en las relaciones comerciales de los países, dando como resultado el desafío que supone el tránsito desde las actuales estructuras productivas regionales, hacia pautas más competitivas y más sostenibles.[8] 

Según se desprende del informe Redes para la Prosperidad – Conectando el conocimiento sobre el desarrollo más allá del 2015, un gran desafío es mejorar el acceso a conocimiento relevante para políticas sobre desarrollo económico sostenible, y crear espacios para flujos de conocimiento y redes nacionales. Frente a estos desafíos, un acelerado desarrollo de los países y la cada vez más amplia brecha poblacional, surge la interrogante si tales avances conllevan o no la desaparición de la identidad de los pueblos y cómo la cultura puede tener un papel relevante frente a los desafíos del desarrollo. 

III. Cultura: elemento de sostenibilidad del desarrollo de las naciones

La Directora de UNESCO, Sra. Irina Bokova, en visita a la República de Haití, afirmó que «el desarrollo y la cultura están estrechamente ligados»[9].  Las acciones que reconocen la cultura como factor base del desarrollo son distintas, nacen en la década de los sesenta pero su actuación fue concebida a futuro. Estas iniciativas desarrolladas por la UNESCO han sido divididas en tres períodos y, aunque han sido iniciativas significativas, destacaremos la de mayor relevancia en cada grupo.

A. El primer grupo, introdujo la noción de la cultura del mestizaje reafirmando la importancia del desarrollo endógeno. La Conferencia Intergubernamental sobre los Aspectos Institucionales, Administrativos y Financieros de las Políticas Culturales, de 1970, fue la primera conferencia dedicada a las políticas culturales y su implicación en el modelo de desarrollo.  En dicha Conferencia se enfatizó el uso de medios financieros  para  garantizar la eficacia de las políticas culturales así como el papel de la cultura en el desarrollo económico y social.

B. El segundo grupo, otorgó una prioridad importante al estrechamiento de los vínculos entre la cultura y el desarrollo, aquí destacamos: La Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales (MONDIACULT) celebrada en México en 1982, aprobó la definición de la cultura y estableció un vínculo irrevocable entre cultura y desarrollo[10], debemos mencionar además la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo (Estocolmo, 1998). Esta última, propugnó la aplicación de la política cultural en coordinación con otras áreas de la sociedad en un enfoque integrado.”[11] En otras palabras, enfatizó la necesidad de la cultura como factor preponderante para hacer frente a situaciones futuras y presentes vinculadas con el desarrollo en el nuevo siglo. Uno de sus objetivos: “Hacer de la política cultural un componente central de la política de desarrollo”, es establecido con el fin de tomar en cuenta los factores culturales en el proceso de un desarrollo duradero y lograr la participación y cooperación internacional y regional en actividades culturales, así como la integración de políticas culturales en políticas de desarrollo esencialmente en lo económico y social.

C. El tercer grupo, marcó una nueva etapa en la concepción y aplicación de las políticas culturales, aquí se destaca La Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural (2001).  A partir de estas iniciativas previas la UNESCO plasmó la idea del Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural (1988-1997) en pro de cuatro objetivos a través de su programa sobre "cultura y desarrollo" que apuntaban al reconocimiento de la dimensión cultural del desarrollo, la afirmación de la identidad cultural, la participación de la vida cultural y la cooperación internacional.

La cultura como factor de sostenibilidad del desarrollo también fue abordado por la Directiva aprobada por la Unión Europea a finales de 1996, bajo argumentos que suponen la relación e importancia en el crecimiento de una nación:
       Por ser una importante fuente de creación de empleo generado directa o indirectamente a través de la valoración del patrimonio cultural, las industrias culturales y las producciones específicas.
       Porque es uno de los factores que determinan la localización de la inversión y que mejora la imagen y el atractivo de los entornos.
       Porque desempeña un papel positivo en la promoción, integración y cohesión social
       Porque es para las personas, y esto es verdaderamente importante, un elemento de desahogo, crecimiento personal y fortalecimiento de la autoestima, lo que contribuye de forma decisiva a la creación de un clima humano de bienestar necesario para la convivencia.[12]

Relación de la cultura con la educación, gobernabilidad, economía

Factores como la educación, la gobernabilidad y la economía, forman una correlación de fuerzas que puede amenazar a los países más débiles frente a potencias establecidas. De allí que la relación de la cultura con otros factores puede generar un temor basado en que la desigualdad de riqueza entre naciones presupone una relación cultural desigual.

La educación es inherente a la cultura, ambas están estrechamente relacionadas entre sí. Pero es la cultura la que dicta pautas como el tipo de educación en una sociedad; por ello, la influencia de la cultura es determinante en el proceso y desarrollo educacional del individuo.

La relación de la cultura con la gobernabilidad y la democracia está dada en virtud de la participación ciudadana en las políticas. Recordemos que los ciudadanos y las actividades y decisiones que realizan son influenciadas por su cultura. De esta manera, al tomarse en cuenta las preferencias y las opiniones de los ciudadanos, el público se convierta en actor de los procesos de formulación de políticas, en este momento la gobernabilidad ha sido influenciada por la cultura de la sociedad regente y se ha aplicado la democracia de la participación ciudadana.  Se puede decir que gobernabilidad hoy ya no es sólo hacer referencia a las buenas prácticas administrativas, sino que implica cambios en las políticas públicas, atendiendo la complejidad social que la vincula.

Por otro lado, las actividades culturales tienen un valor económico. De igual modo, las decisiones económicas se toman desde entornos culturales y viceversa; así las condiciones económicas afectan el acceso a ciertas prácticas culturales. La cultura influye en la globalización y en la economía en la medida en que ésta, la cultura, a través de la globalización va penetrando en nuevas ideologías en la interacción cultural ejerciendo influencia en la preferencia final de los consumidores y actores.

Lo anterior nos lleva a afirmar que es necesario el establecimiento de un nuevo orden que permita la integración y el trabajo conjunto entre regiones y naciones   para afrontar los desafíos,  en el cual la cultura se constituye en un importante elemento de sostenibilidad. A través de la elaboración de políticas públicas que integren la participación: a lo interno y entre países para el desarrollo sostenible de los pueblos. 

No podemos concluir sin hacer un llamado a mirar nuestro entorno cultural para evaluar todo lo que tenemos que rescatar de nuestras propias creaciones sociales. Esto nos obliga a tener que dar respuestas inteligentes, tanto en el nivel individual como colectivo, para afrontar este desafío, que debe concretarse en la defensa y conservación de nuestro medioambiente que hoy es mirado con ojos de codicia materialista y mercantilista. Si no vinculamos la importancia de la cultura con el mantenimiento del medioambiente, pronto nos quedaremos sin un espacio de acción para disfrutar de la diversidad cultural.

Conclusiones

La mezcla de culturas sustenta lo que es una nación, pues al existir la libertad de expresar y mantener diversidad de manifestaciones culturales se desarrolla un sentimiento de pertenencia, que en sí mismo es una característica que une en ese mar de diversidad y es entonces cuando tal variedad permite superar diferencias, en virtud de este poder convocador de unidad.  Este mismo principio de tolerancia aplicado entre fronteras, entre naciones, nos lleva a aceptar que por medio de la cultura podemos comprender a los demás a través del intercambio cultural por ejemplo, y este conocimiento hace que podamos convivir. El conocimiento de aspectos culturales ajenos así como su intercambio acrecienta el valor y permite el desarrollo comercial e industrial en un entorno dado.

Sabiendo que en la vida cotidiana de un pueblo intervienen factores socioeconómicos y de índole cultural. Desde esta perspectiva se concluye que el objetivo último de la cultura es asegurar un desarrollo equilibrado y sostenible de las personas y las comunidades. Por ello la cultura, como eficaz reflejo de la realidad, se convierte en un factor de sostenibilidad para el desarrollo cuando intervienen las políticas culturales basadas en la participación y la interacción en el proceso de un desarrollo en el que todos los factores humanos señalados anteriormente estén contemplados y en los que la Cultura contribuya de forma especial.

Los agentes internacionales como la UNESCO, y las acciones e iniciativas suscritas en pro de la cultura suponen el mantenimiento de ésta y su influencia en los actores que participan en el proceso de desarrollo; sin embargo, para garantizar la superación de barreras y afianzar el rol de la cultura como elemento potenciador del desarrollo, es necesario el establecimiento de un nuevo orden a nivel global  para afrontar los desafíos y promover el  desarrollo sostenible de los pueblos.




[2] Stuart Hall, David Held, Don Hubert, and Kenneth Thompson. Modernity An Introduction To Modern Societies. Blackwell Publishers. Pág. 596.
[6] High Level Conference of Middle-Income Countries. Desafíos para el Desarrollo Sostenible y la Cooperación Internacional en los países de Renta media: el papel de las redes para la prosperidad. United Nations. Industrial Development Organization. 12 to 14 June 2013. San José, Costa Rica
[7] Idem
[8] Schaper Marianne.  Revista Panorama Iberoamericano Numero 0. Los desafíos del desarrollo sostenible en las economías abiertas de América Latina y el Caribe. Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL), Santiago de Chile. Pág 2.
[9] Maraña Maider Cultura y Desarrollo. Evolución y Perspectivas. UNESCO Etxea, Cuadernos de Trabajo No.1, 2010.
[10] La Conferencia de México de 1982, afirmaba que "sólo puede asegurarse un desarrollo equilibrado mediante la integración de los factores culturales en las estrategias para alcanzarlo".
[11] La Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo. Documento de Estocolmo 1998.
[12] Resolución del Consejo de 25 de julio de 1996 sobre el acceso de todos los ciudadanos a la cultura

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