Por: Idania Torrero Perigault - Panamá.
En el
pasado existía una tendencia a vincular lo concerniente a la cultura de un
pueblo con pobreza, en virtud de la atribución de tal conocimiento a los
pueblos con menos recursos. En nuestra exposición, analizaremos el concepto de
cultura actual, así como su importancia dentro de los procesos de desarrollo.
De igual manera, revisaremos algunos ejemplos de nuestra sociedad que nos permiten entender cómo a
través de nuestra propia cultura se puede realizar un intercambio con otras
distintas a la nuestra, que enriquece y crea puentes para el desarrollo
conjunto uniendo así a las naciones. Además, examinaremos cuáles son los
principales desafíos que deben afrontar las naciones para encarar el acelerado
crecimiento que demanda el entorno actual.
Debido a esto, y frente al temor de la pérdida de la cultura,
conoceremos cómo ésta (la cultura) constituye uno de las factores propulsores
del desarrollo de los pueblos. Además, apreciaremos el rol de las instituciones internacionales
como la UNESCO que ha desarrollado acciones en pro de la salvaguarda de la
cultura. Una vez estudiados estos aspectos comprendemos que la cultura influye
de manera directa en diversas áreas que lideran el desarrollo mundial, por lo
cual propugnamos por el establecimiento de un orden global, que promueva la
integración de la diversidad cultural como eje fortalecedor para encarar los
desafíos del desarrollo; todo ello, con el fin de procurarnos un entorno para
disfrutar de nuestra diversidad cultural y,
finalmente, hacemos un llamado a la conservación de nuestro ambiente
ante la posibilidad de la extinción de nuestros recursos.
I. Generalidades básicas del
concepto de cultura.
“La mente que
se abre a una nueva idea, jamás vuelve a su tamaño original”, Albert Einstein.
Desde los inicios de la constitución de nuestras sociedades más antiguas el
concepto de cultura ha ido generando mayor amplitud en su contenido y
evolucionando en su concepto. Un
concepto contemporáneo vertido por la UNESCO, en el
año de 1982, en la "Conferencia Mundial sobre las Políticas
Culturales", celebrada en México declara que: “...la cultura puede
considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos,
espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una
sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los
modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de
valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la
capacidad de reflexionar sobre sí mismo.”[1]
El concepto enunciado varía en tiempo y contenido con previas
concepciones; sin embargo, aspectos presentes en su definición permiten
generalizar características como el ser adquirida, ser compartida, ser
transgeneracional, la adaptabilidad y su influencia en el entorno, que
identifican el concepto cultura.
A. Identidad Cultural: Quiénes somos?
Retomando las características que se refieren a la cultura, conceptos que
son mutables, así como del enunciado de la definición de la UNESCO que nos
llama a la reflexión y a una constante búsqueda de significación, se concluye
que la cultura es cambiante. Pero aún en
su esencia transformable y evolutiva no se puede negar que la cultura es
determinante cuando se define la identidad de un pueblo, de los individuos que
integran un colectivo o sociedad. Así, la identidad cultural definida como:
“those aspects of our identities which arise from our “belonging” to
distinctive ethnic, racial, linguistic, religious, and, above all, national
cultures”[2], plantea aquello que es socialmente compartido
entre individuos de un determinado grupo y que, por consecuencia, también varía
y evoluciona con el tiempo. Cada individuo posee su propia identidad
individual, que lo diferencia de otro individuo pero en su condición de ser
humano de naturaleza sociable, se identifica con determinados aspectos de una
comunidad. Aquella diversidad de aspectos que varían de un grupo a otro, pero
que son compartidos por un determinado grupo social, constituye la identidad cultural que a su vez define
quiénes somos.
B. La Cultura une naciones
Según datos de Naciones Unidas el conflicto que en los últimos años sumió a
Siria en la guerra civil ha cobrado 70.000 vidas. Las acciones del gobierno de
al Asad han levantado las voces de organizaciones humanitarias que afirman la
comisión de crímenes de guerra. Iraq tuvo enfrentamientos internos por más de
una década que dividió al país en diversas sectas. Sin embargo, el 26 de marzo
de 2013, ambos países jugaron un partido de fútbol soccer en el cual, según el
reporte noticioso de CNN, lejos de haber conflictos, los nacionales de ambos
países se unieron por uno solo de los componentes de su cultura: el fútbol
soccer, así el titular del medio internacional era “Un juego amistoso de fútbol une a dos
naciones afectadas por la guerra.”
[3]
En Cuba, en el mes de Julio de 2013 países del Caribe y Latinoamérica
participaron en la edición 33 del Festival del Caribe, que reunió tanto a
académicos como a artistas en “otro enlace cultural entre las diferentes
naciones del área... y que es el pretexto para unirnos como región”[4]
.
En Asia, la influencia de Corea del Sur con la exportación de productos
como dramas televisivos, la conocida cultura del K-Pop que según datos del
gobierno de Corea del Sur, movió 30 millones de dólares en el 2009, cifra que
se duplicó en el 2010, debido a la expansión de sus seguidores en China y
Japón, y parte de Latinoamérica, son muestras de la influencia cultural con
injerencia en el ámbito comercial. Por
su parte la República China, Taiwán a través de su programa de becas
estudiantiles así como el "Programa de
Jóvenes Embajadores", busca profundizar los intercambios culturales
aumentando los conocimientos respecto a Taiwán. El vicepresidente Wu Den –yih
ha manifestado en declaraciones que este programa “ha incluido a no sólo los
países diplomáticamente aliados con Taiwán sino también a los países que no
mantienen relaciones diplomáticas con nuestro país, habiéndose expandido
asimismo desde el Pacífico Sur hasta los cinco continentes"[5],
materializándose un intercambio cultural que permite abrir puertas a nuevas
estrategias. Todos estos son
ejemplos del papel unificador de la cultura, que se convierte en una fortaleza
que permite afrontar los desafíos de un mundo en constante desarrollo.
Sin embargo, desde otra perspectiva la integración de diversas culturas supone un temor de la pérdida de
identidad. Este temor se ampara en una perspectiva esencialista, que sostiene
que la transmisión cultural a través de generaciones es la creadora de la
identidad cultural y ésta a su vez se arraiga con el tiempo. El politólogo
David Laitin, defensor de esta corriente, afirma que la movilidad social e
ideológica es posible, pero la cultural no. Otra perspectiva, la
constructivista, señala que la identidad no es algo que se hereda, sino algo
que se construye, atribuyéndole un carácter dinámico, maleable y manipulable. En cualquiera de los supuestos, la
identidad cultural presenta variaciones entre una sociedad y otra. No obstante
lo anterior, las corrientes actuales promueven la integración que, a su vez,
genera una diversificación, y este esfuerzo integrador debe estar focalizado a
la aceptación de una variedad cultural que no es otro que alcanzar la unidad en
la diversidad, con el único propósito de colaborar a una mejor convivencia
entre los pueblos.
II. ¿Cuáles son los desafíos
del desarrollo?
El continuado
crecimiento mundial en diferentes especialidades y materias interrelacionadas
entre sí, así como el potenciamiento de los recursos y riquezas de cada país,
supone un mundo sin mayores desafíos. Así por ejemplo, los principales
indicadores de desarrollo económico y humano, sitúan a “los países de renta
media (PRM) como el grupo de países de más rápido crecimiento, y con una cuota
de más del 30% del valor agregado manufacturado global”[6].
Todo este crecimiento ha dado paso a la aplicación de nuevas dimensiones en los procesos para
lograr un progreso más óptimo dando como resultado nuevos modelos de competitividad.
Actualmente, el
proceso para lograr un desarrollo integra diversos actores y una intensa
presencia del gobierno, con sus regulaciones, para garantizar e impulsar dicho
progreso. Sobre la base de esta argumentación, afirmamos que los desafíos del
desarrollo son diversos: desde la
aplicación exitosa de nuevos modelos de desarrollo, hasta el desafío apremiante
de lograr un avanzado desarrollo sobreponiendo los problemas derivados de la
superpoblación, y la evidente afectación al medio ambiente. Consideramos como
un tercer desafío, el minimizar la brecha que tal desarrollo supone entre los
países de diverso nivel de desarrollo, pues en el caso de los países de ingreso
medio por ejemplo, estas diferencias son abismales si comparamos que mientras
representan el más alto crecimiento en manufacturación estos mismos países
albergan a más del 70% de las personas más pobres del mundo - un gran contraste
con los logros macroeconómicos de los últimos años”[7]
tal resultado sugiere que “los cambios tecnológicos, en los flujos de
comercio y de inversiones, ... aumentan la brecha tecnológica y de conocimiento
en las relaciones comerciales de los países, dando como resultado el desafío
que supone el tránsito desde las actuales estructuras productivas regionales, hacia
pautas más competitivas y más sostenibles.[8]
Según se desprende
del informe Redes para la Prosperidad – Conectando el conocimiento sobre el
desarrollo más allá del 2015, un gran desafío es mejorar el acceso a
conocimiento relevante para políticas sobre desarrollo económico sostenible, y
crear espacios para flujos de conocimiento y redes nacionales. Frente a estos
desafíos, un acelerado desarrollo de los países y la cada vez más amplia brecha
poblacional, surge la interrogante si tales avances conllevan o no la
desaparición de la identidad de los pueblos y cómo la cultura puede tener un
papel relevante frente a los desafíos del desarrollo.
III. Cultura: elemento de
sostenibilidad del desarrollo de las naciones
La Directora de
UNESCO, Sra. Irina Bokova, en visita a la República de Haití, afirmó que «el
desarrollo y la cultura están estrechamente ligados»[9]. Las acciones que reconocen la cultura como
factor base del desarrollo son distintas, nacen en la década de los sesenta
pero su actuación fue concebida a futuro. Estas iniciativas desarrolladas por
la UNESCO han sido divididas en tres períodos y, aunque han sido iniciativas
significativas, destacaremos la de mayor relevancia en cada grupo.
A. El primer grupo, introdujo la noción de la cultura del mestizaje
reafirmando la importancia del desarrollo endógeno. La Conferencia
Intergubernamental sobre los Aspectos Institucionales, Administrativos y
Financieros de las Políticas Culturales, de 1970, fue la primera
conferencia dedicada a las políticas culturales y su implicación en el modelo
de desarrollo. En dicha Conferencia se
enfatizó el uso de medios financieros para garantizar la eficacia de las políticas
culturales así como el papel de la cultura en el desarrollo económico y social.
B. El segundo grupo, otorgó una prioridad importante al estrechamiento de los
vínculos entre la cultura y el desarrollo, aquí destacamos: La Conferencia
Mundial sobre las Políticas Culturales (MONDIACULT) celebrada en México en
1982, aprobó la definición de la cultura y estableció un vínculo irrevocable
entre cultura y desarrollo[10],
debemos mencionar además la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas
Culturales para el Desarrollo (Estocolmo, 1998). Esta última, propugnó la
aplicación de la política cultural en coordinación con otras áreas de la
sociedad en un enfoque integrado.”[11]
En otras palabras, enfatizó la necesidad de la cultura como factor
preponderante para hacer frente a situaciones futuras y presentes vinculadas
con el desarrollo en el nuevo siglo. Uno de sus objetivos: “Hacer de la política cultural un componente
central de la política de desarrollo”, es establecido con el fin
de tomar en cuenta los factores culturales en el proceso de un desarrollo
duradero y lograr la participación y
cooperación internacional y regional en actividades culturales, así como la integración de políticas
culturales en políticas de desarrollo esencialmente en lo económico y social.
C. El tercer grupo, marcó una nueva etapa en la concepción y aplicación de
las políticas culturales, aquí se destaca La Declaración Universal de la
UNESCO sobre la Diversidad Cultural (2001).
A partir de estas iniciativas previas la UNESCO plasmó la idea del
Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural (1988-1997) en pro de cuatro
objetivos a través de su programa sobre "cultura y desarrollo" que
apuntaban al reconocimiento de la dimensión cultural del desarrollo, la
afirmación de la identidad cultural, la participación de la vida cultural y la
cooperación internacional.
La cultura como
factor de sostenibilidad del desarrollo también fue abordado por la Directiva
aprobada por la Unión Europea a finales de 1996, bajo argumentos que suponen la
relación e importancia en el crecimiento de una nación:
•
Por
ser una importante fuente de creación de empleo generado directa o
indirectamente a través de la valoración del patrimonio cultural, las
industrias culturales y las producciones específicas.
•
Porque
es uno de los factores que determinan la localización de la inversión y que
mejora la imagen y el atractivo de los entornos.
•
Porque
desempeña un papel positivo en la promoción, integración y cohesión social
•
Porque
es para las personas, y esto es verdaderamente importante, un elemento de
desahogo, crecimiento personal y fortalecimiento de la autoestima, lo que contribuye
de forma decisiva a la creación de un clima humano de bienestar necesario para
la convivencia.[12]
Relación
de la cultura con la educación, gobernabilidad, economía
Factores como la educación, la gobernabilidad y la economía,
forman una correlación de fuerzas que puede amenazar a los países más débiles
frente a potencias establecidas. De allí que la relación de la cultura con
otros factores puede generar un temor basado en que la desigualdad de riqueza
entre naciones presupone una relación cultural desigual.
La educación es inherente a la cultura, ambas están
estrechamente relacionadas entre sí. Pero es la cultura la que dicta pautas
como el tipo de educación en una sociedad; por ello, la influencia de la
cultura es determinante en el proceso y desarrollo educacional del individuo.
La relación de la
cultura con la gobernabilidad y la democracia está dada en virtud de la
participación ciudadana en las políticas. Recordemos que los ciudadanos y las
actividades y decisiones que realizan son influenciadas por su cultura. De esta
manera, al tomarse en cuenta las preferencias y las opiniones de los
ciudadanos, el público se convierta en actor de los procesos de formulación de
políticas, en este momento la gobernabilidad ha sido influenciada por la cultura
de la sociedad regente y se ha aplicado la democracia de la participación
ciudadana. Se puede decir que
gobernabilidad hoy ya no es sólo hacer referencia a las buenas prácticas
administrativas, sino que implica cambios en las políticas públicas, atendiendo
la complejidad social que la vincula.
Por otro lado, las actividades culturales tienen un valor
económico. De igual modo, las decisiones económicas se toman desde entornos
culturales y viceversa; así las condiciones económicas afectan el acceso a ciertas
prácticas culturales. La cultura influye en la globalización y en la economía
en la medida en que ésta, la cultura, a través de la globalización va
penetrando en nuevas ideologías en la interacción cultural ejerciendo
influencia en la preferencia final de los consumidores y actores.
Lo anterior nos lleva a afirmar que es necesario el
establecimiento de un nuevo orden que permita la integración y el trabajo
conjunto entre regiones y naciones para
afrontar los desafíos, en el cual la
cultura se constituye en un importante elemento de sostenibilidad. A través de
la elaboración de políticas públicas que integren la participación: a lo
interno y entre países para el desarrollo sostenible de los pueblos.
No podemos concluir sin hacer un llamado a mirar nuestro
entorno cultural para evaluar todo lo que tenemos que rescatar de nuestras
propias creaciones sociales. Esto nos obliga a tener que dar respuestas
inteligentes, tanto en el nivel individual como colectivo, para afrontar este
desafío, que debe concretarse en la defensa y conservación de nuestro
medioambiente que hoy es mirado con ojos de codicia materialista y
mercantilista. Si no vinculamos la importancia de la cultura con el
mantenimiento del medioambiente, pronto nos quedaremos sin un espacio de acción
para disfrutar de la diversidad cultural.
Conclusiones
La mezcla de culturas sustenta lo que es una nación, pues al existir la
libertad de expresar y mantener diversidad de manifestaciones culturales se desarrolla un sentimiento de pertenencia, que en sí mismo es una característica que une en ese
mar de diversidad y es entonces cuando tal variedad permite superar diferencias, en virtud de este poder convocador
de unidad. Este mismo principio de
tolerancia aplicado entre fronteras, entre naciones, nos lleva a aceptar que
por medio de la cultura podemos comprender a los demás a través del intercambio
cultural por ejemplo, y este conocimiento hace que podamos convivir. El
conocimiento de aspectos culturales ajenos así como su intercambio acrecienta
el valor y permite el desarrollo comercial e industrial en un entorno dado.
Sabiendo que en la
vida cotidiana de un pueblo intervienen factores socioeconómicos y de índole
cultural. Desde esta perspectiva se concluye que el objetivo último de la
cultura es asegurar un desarrollo equilibrado y sostenible de las personas y
las comunidades. Por ello la cultura, como eficaz reflejo de la realidad, se
convierte en un factor de sostenibilidad para el desarrollo cuando intervienen
las políticas culturales basadas en la participación y la interacción en el
proceso de un desarrollo en el que todos los factores humanos señalados
anteriormente estén contemplados y en los que la Cultura contribuya de forma
especial.
Los agentes internacionales como la UNESCO, y las
acciones e iniciativas suscritas en pro de la cultura suponen el mantenimiento
de ésta y su influencia en los actores que participan en el proceso de
desarrollo; sin embargo, para garantizar la superación de barreras y afianzar
el rol de la cultura como elemento potenciador del desarrollo, es necesario el
establecimiento de un nuevo orden a nivel global para afrontar los desafíos y promover el desarrollo sostenible de los pueblos.
[2] Stuart
Hall, David Held, Don Hubert, and Kenneth Thompson. Modernity An Introduction To
Modern Societies. Blackwell Publishers. Pág. 596.
[6] High Level Conference of Middle-Income Countries. Desafíos
para el Desarrollo Sostenible y la Cooperación
Internacional en los países de Renta media: el
papel de las redes para la prosperidad. United
Nations. Industrial Development Organization. 12 to 14 June 2013. San José, Costa Rica
[7] Idem
[8] Schaper Marianne. Revista
Panorama Iberoamericano Numero 0. Los desafíos del desarrollo sostenible en las economías abiertas de
América Latina y el Caribe. Comisión Económica
para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL), Santiago de Chile.
Pág 2.
[9] Maraña Maider Cultura y
Desarrollo. Evolución y Perspectivas. UNESCO Etxea, Cuadernos de Trabajo No.1,
2010.
[10] La Conferencia de México de 1982,
afirmaba que "sólo puede asegurarse un desarrollo
equilibrado mediante la integración de los factores culturales en las
estrategias para alcanzarlo".
[11] La Conferencia Intergubernamental
sobre Políticas Culturales para el Desarrollo.
Documento de Estocolmo 1998.
[12] Resolución
del Consejo de 25 de julio de 1996 sobre el acceso de todos los ciudadanos a la
cultura
Publicar un comentario
Los comentarios publicados en este sitio son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Fragata Cultural queda en total libertad de eliminar mensajes que contengan frases discriminatorias o que atenten contra la moral y las buenas costumbres.